Primeras decisiones
Se había hablado de la ubicación del proyecto y la relación con el trazo real del camino. Yo también concordaba con que no tenemos que ser tan literales, -lo aprendí muy bien en el proyecto anterior- justificando que el camino puede interpretarse como una ruta libre.
Sin embargo, debo decir que siendo un proyecto que se remonta a la Edad Media, al final el camino es el camino, es el que es, la línea está claramente definida y es por ahí donde miles dejan sus huellas. Si, me incomoda enormemente el acceso por carreta, digamos que me quita la magia por más que decida obviar el hecho.
Indagando un poco más y buscando otras alternativas un poco más poéticas que se adaptaran a todo el drama del proyecto, descubrí justo lo que necesitaba: El Canal de Castilla.
El canal de Castilla. Pintura por Rubén de Luis
David lo ha contado muy bien, ya sabemos la maravillosa historia y la función del canal, pero ¡es que además el canal toca nuestro ámbito, sigue su curso hacia el oeste, baja hacia al sur y finalmente se incorpora al mismísimo Camino de Santiago!. Si, me emocioné de mi hallazgo, que seguramente alguien ya lo sabía y no le parecerá tan impresionante como a mi. En definitiva, mi acceso será por el agua, por el Canal de Castilla de 1753. Por tanto, el momento de descanso no ocurre al entrar al recinto, si no desde la embarcación que parte en un punto entre Boadilla del Camino y Frómista. Un recorrido fluvial de ensueño, que permite apreciar lentamente la “obra de arte divina, la naturaleza misma” (A efectos de la realidad, también existe un trayecto ciclista junto al canal de 1h aproximadamente)
Línea blanca: Camino francés.
Línea azul: Canal de Castilla
Punto amarillo: el ámbito